Desde que mi cuñado Jesús abrió la carnicería mi congelador está al borde del colapso. Tengo un gran defecto, y es que cuando veo algo bueno, me vuelvo compradora compulsiva y de todo me da gana:
-«Ay, qué solomillo ibérico más fresco!»
-«Ese cordero se va a echar a andar ya mismo!»
-«¡Vaya solomillo de ternera, madre mia!»
-«¡Esto sí es un pollo campero!»
Total, que los sábado vuelvo a casa con más comida que días tiene la semana, y claro, ahora hay que cocinar y guardar.
El otro día le estaba preparando unas carrilleras ibéricas a una clienta y mientras las limpiaba, no pude evitar llevarme unas cuantas: -«¿Te las imaginas al oporto, con sus zanahorias, su cebolla, su salsita buena para mojetear…» Y claro, como además lo voy diciendo en voz alta, por pocas me quedo sin ellas, porque a los clientes que estaban antes que yo también les dieron ganas de lo mismo…
Y es que llevaba razón, estaban tiernas, jugosas, con un sabor increíble, y la salsa… ¡ay la salsa!
Como se aproxima San Valentín, no pude evitar poner el puré de patata en un molde de corazón… a ver, tonta que es una, pero ¡no me digas que no queda mono!
Ingredientes (4 personas):
- 8 carrilleras ibéricas
- 2 zanahorias
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 vaso de vino de oporto
- 100 ml. de aceite de oliva virgen extra (aove)
- sal, pimienta, tomillo, romero y laurel
Preparación:
Sella las carrilleras en el aove a fuego alto, y reserva.
Pica las verduras y ponlas con el aove en una olla a fuego medio. Si la vas a triturar después, no es necesario que las piques muy finas, pero en mi caso, nos gusta encontrarnos los tropezones, así que iban menuditas.
Cuando estén transparentes, incorpora las carrilleras y deja que se hagan un poco antes de ponerle el vino de oporto y las hierbas aromáticas.
Lo dejas reducir y le incorporas agua, pero que no llegue a cubrilas. Deja cocer durante una hora a fuego lento y tapadas. Si vieras que se consume el agua, ve añadiendo poco a poco, hasta que las veas tiernas, tiernas.
Ahora elige: puedes triturar la salsa o dejarla con sus tropezones. Las dos opciones son sabrosas y necesitarán un buen pan para acompañar.
Y hablando de acompañamiento, yo le puse un Parmentier de patata, que no es otra cosa que un puré de las idem, chafadas con un tenedor o prensa-patatas (me gusta más que con trituradora o pasapurés) y que en lugar de mantequilla le puse aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta. Si el aove es de cosecha temprana, será un manjar por sí solo.
¡QUE APROVECHE!